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La llevamos en la boca como parte de nosotros y, sin embargo, quizás no seamos conscientes de su importancia. ¿Por qué es tan relevante la saliva para la salud de nuestra boca? Sus funciones son muchas, pero, de forma simplificada, diremos que forma una parte fundamental en el proceso digestivo, que minimiza la presencia de microbios en la boca, que ayuda a distinguir los sabores al estimular la sensibilidad gustativa y, también, que protege de forma natural a nuestros dientes.
La saliva es un fluido complejo formado en su gran mayoría por agua y que es producido por las glándulas salivales en la boca. Interviene de forma esencial en la fase inicial de la digestión; contiene unas enzimas que al entrar en contacto con el alimento en la boca genera el llamado bolo alimenticio, facilitando la deglución.
¿Por qué la saliva nos protege de la caries?
La presencia de alimentos en la cavidad bucal aumenta la cantidad de ácidos en la misma, disminuyendo el pH de la boca y afectando al esmalte de los dientes. Sin embargo, por sus propiedades, la saliva es capaz de neutralizar el efecto de esos ácidos, impidiendo la desmineralización de las piezas dentales y reparando (remineralizando) la parte del esmalte que haya podido quedar afectada. La salida o baba es capaz de diluir o eliminar los azúcares y otros componentes.
Además, la saliva también contribuye a la cicatrización de la mucosa bucal que pueda haber resultado lesionada.
La cantidad de saliva en la boca depende de muchos factores, como la edad, el estrés, la deshidratación, la toma de medicamentos, la respiración, el número de piezas dentales… Normalmente, los niveles de saliva generados en una persona se van reduciendo según vamos acumulando años, así como debido a distintos tratamientos. Cuando esa cantidad es baja, tendremos el síndrome de boca seca o xerostomía.
Aunque es un campo cuyas investigaciones están en plena ebullición, cada vez más se recurre a la saliva para la detección no sólo de enfermedades bucodentales, sino también otras patologías de índole general. Desde hace tiempo se utiliza, por ejemplo, para análisis rápidos en la prueba del VIH.
Como apunte final, hay que reseñar que la saliva puede convertirse en un vaso comunicante para el contagio de algunas enfermedades, como el herpes labial o la mononucleosis (la conocida como enfermedad del beso).
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