Todos tenemos una pequeña membrana situada debajo de la lengua, que la une al suelo de la boca para permitir que se mueva. Normalmente el crecimiento de dicha membrana crece acorde con la lengua, pero en algunos casos no es así, quedándose el frenillo más corto.
En el primer año de vida, el frenillo no causa problema a la hora de succionar la leche materna o para articular sonidos, pero a partir del año si puede llegar a ser un inconveniente. Si este es muy corto, no podrá mover de forma adecuada la lengua. Pudiendo acarrear problemas de succión y no alimentándose correctamente, lo cual afectaría al crecimiento pudiendo tener problemas digestivos. A la mamá, a la hora de dar el pecho, podría tener dolor, y grietas por la fricción.
En niños más mayores, las consecuencias de tener el frenillo lingual corto aparecerían a la hora de hablar. Esto es debido a que como no se puede elevar la lengua lo suficiente se genera dificultades para pronunciar consonantes.
Otra de las cosas, sería el roce de la lengua con los dientes inferiores, pudiendo producirse heridas, ampollas y aftas.
También puede producirse problemas en la masticación y en el desarrollo de las estructuras faciales.
Por otro lado, al dificultar la limpieza de los dientes, puede producir caries y la inflamación de las encías.
El frenillo corto lingual puede afectar a acciones tan sencillas como comer un helado, besar, tocar un instrumento de viento, pudiendo afectar a la calidad de vida y autoestima.
¿Cuál sería su tratamiento?
Dependiendo de la gravedad de cada caso, algunas veces solo con una serie de ejercicios con un logopeda pueden suplir la movilidad de la lengua.
En los casos más severos, sería necesaria hacer una pequeña cirugía llamada frenectomía lingual. Se efectúa con anestesia local y se secciona el frenillo, no suele tener complicaciones.
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