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El cepillo de dientes es el instrumento más eficaz y excelente para eliminar la placa dental, para que su funcionamiento sea óptimo debe reunir las características adecuadas en cuanto a diseño, calidad de los materiales que lo componen y las normas de fabricación.
Todo cepillo dental consta de tres partes: el ‘mango’ por donde lo sujetamos, la ‘cabeza’ que se sitúa en la parte superior del mango y las ‘cerdas’ que son los filamentos del cepillo dental. Reciben el nombre de cerdas porque los primeros cepillos se confeccionaron con pelos de cerdos salvajes pero actualmente se fabrican con fibras sintéticas, concretamente de nylon, ya que son más recomendadas que las fibras de origen animal. Pueden tener distintos tipos de dureza: blanda, media y dura.
Los avances tecnológicos han supuesto una mejora en la fabricación y propiedades de los cepillos dentales, hoy día existen varios tipos:
Filamentos Indicador: con cerdas que cambian de color según se van desgastando, de tal modo que nos sirve de indicador para su renovación
PowerTip: incorporan filamentos extralargos para cepillar zonas de difícil acceso
CrissCross: filamentos angulados con respecto a la cabeza en diferentes direcciones
existen cepillos con filamentos de goma capaces de masajear la encía
Monopenacho: con cabezal redondo para limpiar zonas de muy difícil acceso
Con cápsulas de goma para aumentar el pulido de la superficie dental
Lingual: una gran mayoría de fabricantes incorporan un sistema para limpiar el dorso de la lengua (generalmente situado en la cabeza en la superficie contraria a donde se sitúan los filamentos).
Siguiendo estas indicaciones y buscando una higiene bucal óptima, ¿cómo elegimos nuestro cepillo adecuado? debemos guiarnos por varias recomendaciones:
Elegir un cepillo de fibras de dureza media que tienen capacidad de remover restos alimenticios y placa sin producir daños en la encía.
Seleccionar un tamaño que se ajuste a la boca, generalmente los cepillos de cabeza pequeña son más indicados ya que permiten un buen acceso a todas las zonas de la boca, incluso las muelas de la parte de atrás.
Es muy favorable que el mango sea anatómico e incluso elegirlo con algún tipo de tratamiento de superficie que lo haga antideslizante.
Se debe optar por otras características adicionales o específicas en función de si llevamos ortodoncia, prótesis sobre implantes o tenemos los dientes mal colocados o enfermedades de encías.
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